miércoles, 5 de noviembre de 2008



Secuencia 2

Moda

La Moda
Los jóvenes hacen suya la moda asta el punto de que no conciben una vida sin moda.
La moda ahorra el pensamiento, la elección y finalmente aniquila la incomoda responsabilidad.
El enorme éxito popular y mercantil, de un sistema de imposición de modelos y conductas en el terreno de la in documentaria y las costumbres.
La actualidad, la noticia, la fama, la notoriedad y la posibilidad de negocios han acabado siendo negocios sinónimos de moda. La imagen simboliza por el cine, las noticias y el espectáculo en general.

En la actualidad se podría decir que hay varios tipos de modas por decirlo de algún modo. Según sus costumbres, ideas o ideales es la forma de vestir de cada persona.
Entre ellos destacan los:



Emos
Punk
Reggaetoneros
Hip hoperos
Hippies
Los rockeros
Los retro

Estas personas se visten así por la falta de identidad y sus lideres por la ganancia que adquieren

la evolución de la moda desde la época antigua hasta la contemporánea.
La historia de la moda tiene sus inicios en los tiempos más remotos de la historia del hombre. No osamos pronunciarnos sobre cambios bruscos en nuestra evolución del vestuario, pues ya hemos visto sobradas razones en torno de la indumentaria, incluso de la más arcaica, y, a ese respecto, no tiene el teórico ningún derecho a especular tanto como para constreñir determinados períodos históricos, que en tiempo real duraron muchos años, que se dieron en muchas generaciones de hombres y mujeres, y reducirlos a lo que hoy llamamos un cambio de estilo como si no fuera más que el resultado de una ecuación instantánea. Debe estudiarse la moda globalmente, sin caer en la tentación de ser tan parciales que el espíritu de la moda, tan cambiante en las tres últimas décadas, nos lleve a pensar que la moda es un fenómeno efímero, vano y sin fundamento. Es por cuestión de espacio y por concretar mejor la materia de estudio por lo que gran parte de la historia del traje la dejamos para los tratados de Antropología, Historia del Arte y lo que en definitiva se viene llamando con propiedad Historia del Vestido. Pero el aspecto de la moda que la relaciona con la industria y con el diseño sí nos interesa, para encuadrar en ello nuestra profesión, primero, y para que el complejo fenómeno de la moda actual no quede desligado de lo que la moda ha sido. Es decir, nos interesa la parte industrial de la moda y su estructuración, porque esto es el enfoque del diseño: el diseño de moda.
La segunda intención, la de conectar la moda pasada con la moda actual, es proponerle al estudiante que mantenga permanente atención a esta propósito; porque la moda actual, que es tan compleja, que no se atiene solamente al interés por la vestimenta sino por el aspecto integral del individuo, puede ser la culminación del desarrollo ininterrumpido de las modas pasadas y la integración de la moda en la cultura del ser humano, social y urbano.
Arrancamos el estudio de esta síntesis histórica en el punto en que comienza a darse la interrelación entre las tres cuestiones a estudiar: la industria textil, la moda y el diseño de moda. Este momento histórico es la segunda mitad del siglo XIX. Estos casi ciento cincuenta años los dividiremos en varios períodos hasta llegar a la actualidad, con la aparición de los estilistas y, finalmente, después de 1983, la nueva concepción de la moda: el look. En cuanto al ámbito geográfico de este resumen histórico, nos referimos casi exclusivamente a la Europa occidental y, en cortas alusiones, a los Estados Unidos y Japón.





La colonia en América se inició con la conquista europea a partir del siglo XV, que impuso su moda en ese lugar del mundo.
En pleno Renacimiento, se utilizaban atuendos lujosos y bordados. Los hombres usaban trajes cortos, sombreros elegantes y zapatos con puntas. Las mujeres, usaban faldas que se ensanchan hacia los pies, con grandes encajes, que incluían la camisa. Debajo de esta se usa un jubón, para realzar el busto. Se utilizaban para su confección, la seda, la lana de oveja y las pieles.
Luego de la Revolución Industrial, la industria textil cobró gran auge. Hubo mayor producción de telas, a precios accesibles.
Las ropas típicas masculinas, del antiguo régimen eran los pantalones cortos y ajustados, y las prominentes pelucas. Los sans culottes de de la Revolución Francesa impusieron el pantalón largo y dejaron de usarse las pelucas. Los nobles y burgueses, para sus reuniones sociales usaban frac, y como ropa de calle, la levita, consistente en una chaqueta larga, ajustada al talle. Pegada al cuerpo usaban camisas, de lienzo, más gruesas para diario y más finas, para vestir en grandes ocasiones. Todo atuendo se acompañaba de bastón. La cabeza era cubierta con un sombrero de copa redondeada, alto, y de alas abarquilladas, que en Argentina, Chile y Uruguay, recibió el nombre de galera. Las medias se reemplazaron por botas.
Las pelucas también fueron abandonadas por las mujeres, que comenzaron a recoger sus cabellos, adornándolos con alguna joya, cintas o con peinetas de carey o metal para sostener los rulos o bucles. Estas peinetas fueron haciéndose más grandes hasta configurarse el peinetón. Sobre estos elevados peinados, se colocaban cofias o mantillas. Sus vestidos eran vaporosos, de amplias faldas, que aumentaban su volumen con el uso del miriñaque, una enagua sostenida por arcos metálicos, que se colocaban debajo de la falda, y de talle alto. Las mujeres de la nobleza y la burguesía usaban corsé, para estrechar su cintura.
Las mujeres del pueblo vestían simplemente faldas largas, blusas con altos cuellos, y como abrigo, un mantón.
En las colonias, las familias más adineradas e influyentes, imitaron las costumbres y la moda europea, adaptándolas a la idiosincrasia local, siendo la ropa uno de los modos de mostrar el status social, al que la persona pertenecía..
Así, a mediados del siglo XVIII las damas de la colonia, pertenecientes a la elite, a la usanza europea, cubrían su cuerpo con una camisa sumamente adornada con encajes, con mangas amplias y voladas, sujeta por un corcé, que estrechaba la cintura. Sobre ella se colocaba el jubón, especie de chaleco, que llegaba con sus mangas hasta los codos, con amplio escote, y adherido al cuerpo, destacando sus líneas. Sobre éste se colocaba la cotona, de tela transparente, que unía la parte delantera y la trasera con cintas atadas.
Todavía para ser más suntuosa la vestimenta, se colocaban collares de perlas, muchas veces con el símbolo de la cruz. Bajo la falda llevaban enaguas, a veces más de una o dos, con volados y puntillas en la parte inferior, que se apreciaban al levantarse la pollera o faldellín, sumamente adornada.
La última prenda que se destacaba sobre la pollera, era el delantal, muy trabajado, generalmente en forma coincidente con los ornamentos de las mangas.
Toda la parte inferior del atuendo era levantada por el miriñaque. Sobre la cabeza y los hombros lucían un manto o chal. El calzado era de tela muy fina, como sedas, con hebillas, y con detalles en hilos de oro o plata. Las medias eran de seda, y llegaban hasta encima de las rodillas. Para sostenerlas usaban porta ligas.
Los cabellos con rizos, bucles y/o trenzas se ornamentaban con cintas, alfileres de plata, flores frescas y el peinetón, que sujetaba este elaborado peinado, que a su vez era sostenido por el manto.
Los hombres también adoptaron la moda europea, a veces usando colores que mostraban su filiación política. De todos modos, aunque recargada, las prendas masculinas permitían mayor posibilidad de movimientos, ya que debían caminar y montar a caballo, por lo cual los pantalones eran generalmente anchos y el calzado eran botas. La ropa masculina que describimos antes propia de la usanza europea, se reservaba para grandes ocasiones.
En el campo, la indumentaria era mucho más sencilla, tanto el estanciero como sus peones usaban camisas, sobre las cuales colocaban un poncho para resguardarse del frío. Sus pantalones eran anchos, llamados calzones, y usaban botas de potro.



La Vestimenta de la Edad Media

Las ropas usadas en el Imperio Romano ya habían caído en desuso, como la toga (larga tela que se envolvía en el cuerpo) que caracterizó la indumentaria masculina del ciudadano de las primeras épocas romanas, debajo de esta prendas, como ropa interior se usaba la túnica de lana, mientras la mujer casada lucía la estola, parecida a la toga masculina, y cubría sus hombros con la palla.
Los tejidos de punto y malla son característicos de esta nueva etapa, conocida como Edad Media, que se inicia en el año 476.
Los bárbaros introdujeron la costumbre del uso de bragas que cubrían las piernas, prendas semejantes a los pantalones, o las calzas, éstas adheridas a la pierna, bordadas y adornadas, ajustadas ambas en las pantorrillas, por medio de correas entrecruzadas. Los nobles las usaban de color rojo. Las túnicas, que antes carecían de mangas o las poseían muy cortas, ahora las anexaron.
Se siguieron usando las capas de lana rectangulares (clámides) adquiriendo mayor amplitud. Los bárbaros usaban generalmente dos tonos de ropa, el lado izquierdo no era del mismo color que el derecho.
El mundo bizantino, aportó su lujo y su nueva variedad de telas. Sobre todo se agregó la seda y los ricos bordados en oro y piedras preciosas. Los flecos y adornos predominaban en sus trajes que poco a poco fueron infiltrándose en la zona occidental, por ejemplo con el uso del manto semicircular, agarrado desde el hombro derecho, ya que no tenía ningún agujero para pasar la cabeza. El manto era símbolo de status, y no sólo para protegerse del frío. Los mantos oscuros simbolizaban que la persona atravesaba un período de duelo.
También con la invasión árabe se comenzaron a utilizar nuevas telas, y en aquellos pueblos que no lograron escapar a su dominio, se impuso su singular vestimenta de anchos pantalones (zaragüelles), el uso de la faja, el turbante y la túnica corta abotonada y ajustada (aljuba).
Cuando los españoles iniciaron la Reconquista, emprendieron la campaña usando la camisa como ropa interior, y luego varias túnicas superpuestas, que terminaban con el rial, ceñido al cuerpo hasta la cintura (jubón) y que luego se ampliaba en volados, que poco a poco fueron dejándose de usar. Era abotonado y decorado con bordados.
Se continuaron usando las túnicas talares, llamadas así porque llegaban hasta los talones, denominadas gonel y encima un sobre-gonel.. Éste fue evolucionando, agregándosele un cuello o esclavina recibiendo el nombre de garnacha. Este cuello luego fue descartado, y la prenda se hizo más corta, siendo el antecedente de nuestro gabán.
El pellote era una especie de vestido largo y abrigado ya que se forraba habitualmente con piel de conejo. Las cabezas eran adornadas con sombreros cilíndricos o birretes.
Para la guerra se usaban cotas de malla, sobre túnicas de lana, armaduras, escudos y yelmos de hierro, pues las luchas eran cuerpo a cuerpo, y cinturones para sostener las espadas.
En cuanto a las mujeres, se hizo común el uso de faldas de forma cuadrada, con un agujero en la cintura y cuatro picos en el extremo inferior. Predominaban las líneas rectas y las mangas ajustadas. Cubrían sus cabezas con cofias o tocados, sujetas con cintas que se ataban debajo de la barbilla. Se protegían del frío con mantas o capas. También al igual que los hombres, usaban pellotes. No usaban calzas ya que las piernas no se cubrían.
Los religiosos, de gran influencia en el cristiano mundo medieval también contaban con ropas típicas, muchas de cuyas características aún subsisten. Para las grandes ocasiones, los obispos usaban la mitra, o toca alta y puntiaguda, el báculo pastoral (bastón); la capa, y la dalmática, túnica abierta por los lados, en muchas ocasiones finamente adornada, con hilos de oro y plata.
En cuanto al calzado, ambos sexos usaban una especie de zapatillas abiertas fabricadas con cuero, de cabra para las clases más adineradas, o de vaca para el común de la población. A veces, los hombres llevaban botas.
Vestimenta en los siglos XVIII y XIX

Con la Revolución Industrial se producen cambios significativos: se introduce la mecanización en el terreno de las manufacturas textiles, cambios en el tratamiento de los tejidos e incluso la organización social del trabajo; en Inglaterra se estaba produciendo la Revolución Textil.

En el siglo XVIII se crean unos colorantes fijos, lo que hace nacer una importante industria del paño de algodón. Esto supondrá también una revolución social dado que los mercados se van a llenar de tejidos con colores vivo y dibujos de gran variedad.
Estas condiciones tecno-comerciales, junto con el nacimiento y desarrollo de la verdadera clase media, redujeron las diferencias que existían entre la vestimenta de la aristocracia y la del pueblo.
Después de 1715, la base del traje masculino no cambia y continúan usando casaca, chupa, camisa, calzones ajustados y medias a la rodilla al igual que los pantalones.
En los años siguientes cada una de esas prendas fue sufriendo una serie de transformaciones. Un ejemplo de ello es el sombrero, ahora el más usado es el tricornio o sombreros de 3 puntas frente al de ala baja, que aún era usado por el clero y algunos trabajadores.

Sobreviven, del siglo anterior, algunos tipos de capas, aunque pronto fueron reemplazadas por los capotes. También es el caso de los zapatos que se usaban, que eran esbeltos y largos. Los guantes y los pañuelos pasan de ser ornamentales a funcionales.
Por otro lado, la vestimenta femenina sufre un cambio de corte, totalmente diferente al del traje masculino. Ellas se alejan de los excesos del vestido renacentista en busca de más libertad y comodidad.
Aun así, la indumentaria tiene breve vida, y en el vestido se apuesta por la falda ancha de aro que ya en 1755 había pasado de moda.
El corpiño en cambio, permanece estático con su terminación en punta en la parte delantera. Sin embargo los tejidos para esta pieza se van a cambiar teniendo en cuenta la moda del momento y siembre en concordancia con los complementos que también han evolucionado. Esto se aprecia con claridad cuando llega la moda de los escotes donde el chal se convirtió en pieza indispensable.
Tras la Revolución Francesa: el vestido masculino solo cambiará de línea y el de la mujer cambia de línea y de forma. La estructura de la moda se modifica y aumenta la producción, la competencia en el comercio del algodón, que se tradujo en unas reducciones en los precios, la maquinaria se especializa y provoca que la industria de la vestimenta aumente en proporciones considerables.
Después de 1815 la anglomanía invade Europa, pero en 1825 volvía el romanticismo, y quien más siente estos cambios será el vestido femenino. Ya en pleno siglo XIX la vestimenta estaba bien definida: vestido largo para la mujer y pantalón y chaqueta para el hombre.
En este período, las tendencias van a ser más estáticas que en nuestra moda actual, pero a pesar de todo, en ese proceso van ha cambiarse muchas formas, tejidos, colores, etc... Todo normalmente respondía a las demandas de unos grupos determinados, o bien a una coyuntura que obligará a cambiar los cánones estéticos.
En las Islas, aunque la vestimenta era generalizada, cada lugar tenía sus peculiaridades, ya que era una forma de definir a que grupo y/o rango pertenecías.A Canarias la moda llega siempre con bastante retraso y normalmente llegaba de la mano de los inmigrantes y de grandes personalidades llegadas de la metrópoli. Su evolución aquí será diferente puesto que está condicionada por el clima, la idiosincrasia y el apego que la clase burguesa canaria tenía hacia los vestidos tradicionales

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